23 agosto 2009

Amatoria reciente

Recuerdo una sonrisa sospechosa, un deseo anunciado, una anécdota permanente, una espera ansiosa en la oficina, una inesperada sorpresa, una calidad mirada, un desorden desbordante, un reflejo de esperanza…

En un desolado Museo, dos personas se sonreían. En una oficina, formando parte del aparataje social de “funcionarios”: dos miradas se reconocían… nos sabíamos distintos, nos dudábamos.

Angustia tuve al mirarte partir, aunque yo era quien me iba; sensata fue tu despedida. Mi ausencia no significaba nada entonces en el cotidiano transcurrir de actividades penumbrosas, de bajo internes intelectual, de inapropiado equipaje; mi ausencia no significaría nada, de lo que tus risas hacían ver en el embrollo de papeles y esquemáticas reivindicaciones de lo que en el fondo seguía siendo colonialismo.

A veces pensé que nos volveríamos ver, ahora no creo que se cumpla ese augurio. Siempre quise probarte, esa será la única verdad.

M.

9 agosto 2009.


No hay comentarios: