23 octubre 2012

El presidio


Frente al presidio, me siento libre… merodeando la boca del lobo, yo me siento libre.
En un inicio caí bajo la penumbra, de saberme obligada a sobrevivir bajo las garras de la codicia, de aquellos –pocos y sólo 10 familias aristocráticas de chile- que dominan y quieren meterse todo a los bolsillos, transformar un árbol el papel para billetes y el agua en bien escaso, para venderlo caro y más caro aun.
El silencio me enseño a oír… y aun bajo la sombra, de sentirme corroída, logro verme como un animal que, por muy domestico, aun tiene en si la naturaleza indómita.
Porque no nos dominan; nunca entregue mi alma al orgullo de las baratijas que me cuelgas para hacerme sentir “distinguida”.
Ni los viajes en avión de madrugada –en tu compañía aérea para aumentar los $
Ni los hoteles de “empresarios” – llenos de imbéciles conectados a su blackberry  barrigones comiendo solos, pero con el orgullo de sentirse “exitosos” incrustados en su papada.
Ni bajarme en el metro el Golf todas las mañanas – como tantos que para fingir el éxito, se gasta en sueldo en la chaqueta, el zapato o el teléfono que ostentan, aunque vengan desde Estación Central.
Ni tu palabrerías sobre el triunfo –frente a un universo de gente que cada día te hace bajar más puntos en la encuestas.
Porque tu podredumbre empolvada de “alcurnia” no hace más que soñar con comprarse un castillo en España (aprovechando la crisis) para poder lograr se Rapunsel y tener lo que tras generaciones ¡y siglos! nunca tu ascendencia tuvo: nobleza y alcurnia. Ni hoy tu modelito yanqui te puedes sacar el karma de ser uno de los ocupantes de este territorio americano.
Porque lo sabes, tu inteligencia es el negocio, la explotación y el aprovechamiento de los otros. Mi inteligencia es oírte, saberme libre aunque creas dominarme (dominarnos), de disfrutar un asado bajo el árbol, el valor del conocimiento tras la pelea por poder estudiar, la experiencia de caminar por la calle, la vida que tu y tus congéneres nunca lograran entender.
Y me pides que lea a Tellier, que te extraiga el poema “que retrate la Araucanía”, para ponerlo en tu etiqueta “patrimonial” para ostentar ante tus iguales que sensible y como sabes. 
Pero soy yo quien me inundo de un maravilloso silbar de hojas… para de manera soberbia decirte que nunca lograras entender ese murmullo; porque Tellier es -así como yo- alguien que vivió la calle y la sobrevivió; que tu limitada avaricia nunca lograría comprender un poema, ni lo que es vivir en Lautaro.
Frente a ello, ¿quien esta en el presidio? mirando desde el piso 19 Chile, el Chile que no comprendes, que nunca podrías entender… aunque te trabajemos, el país no te pertenece, no te reconoce, ni te cree…
A tu miedo, te puedo decir que soy –y somos- libres, libres de sabernos lugareños (y no ladrones) de esta tierra.
Así me sonrió, en silencio, frente a tu ignorancia que tapas con billetes.